Científicos en Brasil reportan la primera prueba de que los animales están expuestos a la cocaína. Trece tiburones de nariz afilada capturados en aguas costeras cerca de Río de Janeiro tenían rastros de cocaína en sus músculos e hígados, informan investigadores esta semana en la revista Science of the Total Environment.
Los hallazgos son «muy importantes y potencialmente preocupantes», dice Sara Novais, ecotoxicóloga marina del Centro de Ciencias Marinas y Ambientales de la Universidad Politécnica de Leiria. Novais, que no participó en el estudio, advierte que se necesita más investigación para determinar si los tiburones, o los humanos que los comen, se ven perjudicados por la exposición.
No es la primera vez que se encuentra la situación en estos depredadores, el año pasado el periódico británico The Guardian reveló la exposición de la vida silvestre a las drogas y otros tipos de contaminación. Aunque todavía no se puede establecer que los tiburones estén o no drogados.
Se ha detectado cocaína en aguas residuales y ríos en muchos países, incluido Brasil. En los alrededores de Río de Janeiro, la droga probablemente ingresa al mar directamente en el drenaje de los laboratorios ilegales donde se refina la cocaína. También proviene de los consumidores de drogas a través de aguas residuales no tratadas. Los paquetes de cocaína perdidos o abandonados por los traficantes también podrían ser una fuente.
Enrico Mendes Saggioro, ecotoxicólogo del Instituto Oswaldo Cruz, y sus colegas tenían curiosidad por saber si los tiburones podrían estar expuestos a la cocaína. Los tiburones brasileños de nariz afilada (Rhizoprionodon lalandii) pasan toda su vida en aguas costeras. Así que Saggioro pensó que estarían entre las especies más propensas a consumir la droga, ya sea directamente del agua de mar o de los peces que comen, o posiblemente de paquetes a la deriva. A diferencia de los depredadores famosos de Cocaine Sharks (tiburones martillo, tiburones tigre y otras especies corpulentas), los tiburones brasileños eran adultos jóvenes y pequeños, con un promedio de 52 centímetros de largo y un peso de menos de un litro de leche.